
Este es el barrio de Barcelona donde nací y donde mi vida ha transcurrido hasta estos instantes en que estoy escribiendo y pegando las fotografías que creo pueden ilustrar de una manera clara su fisonomía, historia y localización. En concreto, está localizado en la parte alta del Guinardó (Alt Guinardó) formando parte del distrito Horta-Guinardò, uno de los 11 barrios de la ciudad.
El aspecto más característico del barrio del Guinardó es su situación geográfica. Por una parte, sube por la montaña y mira hacia la cima del Turó de la Rovira, y, por la otra, observa el inmenso mar a lo lejos. Estas circunstancias han hecho que este territorio haya sido colonizado por los humanos desde hace mucho tiempo, varios siglos atrás. La presencia humana ha sido permanente. Algunas masías, de las muchas que había, dan testimonio de ello todavía hoy. Un mundo de campesinos, pero también de señores, nobles o burgueses que buscaban, en este paisaje elevado, un sitio ideal para descansar, con la montaña a la espalda y el mar de frente.
No fue hasta las postrimerías del siglo XIX cuando todas estas tierras se empezaron a urbanizar.
El Guinardó, por lo tanto, tiene poco más de cien años de vida, pero durante este tiempo, se ha construido dos veces: la primera, a base de casitas y jardines, y la segunda, de bloques de pisos y asfalto. La transición entre estos dos mundos se produjo a partir de los años cincuenta del siglo XX, cuando se puso en marcha un proceso ininterrumpido de sustitución de las pequeñas casas y torres por edificios altos. En tan poco tiempo, el Guinardó ha tenido dos vidas.
No es fácil encontrar en la actualidad, paseando por sus calles, vestigios de todo ese pasado. Pero si se observa atentamente, entre el cemento y el asfalto, pueden descubrirse pequeños trozos de su historia.

Durante la Guerra de Sucesión española, el mes de abril de 1706 el ejército borbónico la usó como cuartel militar para organizar el asedio de Barcelona.
Ahora bien, la fisionomía actual de la casa le fue otorgada a final de siglo XIX, en qué fue adquirida por Salvador Riera que encargó al maestro de obras Pere Bosch la realización de un proyecto de urbanización de los terrenos de la masía, aprobado el 1897.
El año 1906 se convirtió en la sede de la Asociación de Propietarios del Guinardó y se iniciaron las obras de remodelación de la fachada, con la realización de estucados modernistas y el coronamiento central curvilíneo con motivos florales entre las balaustradas de la azotea.
A finales de los años ochenta fue adquirida y restaurada por el Ayuntamiento de Barcelona, según consta en una placa de agradecimiento de Barcelona Activa en la Casa de Oficios para la mejora de la gestión urbanística por su participación en la rehabilitación del edificio. Actualmente es el Casal de Entidades Mas Guinardó.


Al fondo, a la izquierda se puede vislumbrar la torre del convento-iglesia dels Minims, fundada en el año 1901.

La historia del edificio, llamado Can Planàs o Can Planes y, antes de Can Melis o Can Molins, se remonta a 1870 cuando fue comprada por Claudi Planàs i Armet, un barcelonés que dirigía la Compañía de Ferrocarril de Tarragona a Barcelona y de Francia. La finca fue heredándose de padres a hijos y fue reconvertida en vivero de jardinería. En la década de 1930 cambió de nuevo su uso, siendo la sede del Club Canódromo de Cataluña o Canódromo del Guinardó, además de hacerse muy popular por albergar una piscina de lujo, .
Durante la Guerra Civil, la propiedad fue ocupada por milicianos, bomberos y por la Falange. Las instalaciones deportivas de la finca se convirtieron en el Campo de deportes del Frente de Juventudes ( hoy es el campo de deportes donde juega el F.C. Martinenc).
Finalmente, en 1978 el Ayuntamiento de Barcelona expropió la finca inaugurando en ella, en 1982, el primer centro cívico de Barcelona.


Paseando por el barrio, aun podemos contemplar multitud de casas o villas, unas más sencillas y otras menos, con arquitecturas variadas, construidas en el pasado siglo por gente más o menos adinerada de Barcelona que buscaban tener una casa de verano en la montaña. Se distinguen sus casas con facilidad: son torres bajas y antiguas, con el pomposo nombre de villa escrito en letras de piedras sobre el umbral y rodeadas generalmente por su correspondiente jardín. Pero ahora ya no veranean allí, sino que viven todo el año, como ha sucedido en Sarriá, en el Carmelo, en la Salud y en todos los barrios que tan sólo hace 40 años eran simplemente residenciales.
El Guinardó fue lugar elegido por comerciantes y fabricantes modestos cuya máxima aspiración era tener una torre en el campo.








Superbes clichés. Bonne journée
Merci beaucoup, Georges!! bonne journée
Muchas gracias por la entrañable visita a tu barrio que nos has ofrecido.
Gracias a ti por la visita! Un placer y un fuerte abrazo, querido Leo!!