El Call de Girona

Museo judío Bonastruc ça Porta

Girona posee uno de los barrios judíos mejor conservados del mundo y, por ello, quiero hablarte de él para que te animes a visitar esta encantadora ciudad catalana.

Este espacio está formado por un laberinto de callejuelas y patios que conservan la esencia del medievo. En aquella época, los judíos eran obligados a vivir de forma segregada en determinados espacios de las urbes. Por eso, en muchas ciudades europeas siempre existe en denominado «barrio judío».


La iglesia del antiguo convento de San Martín (s. XVII), con la fachada y las escalas barrocas que la preceden, y la casa palacio Agullana (s. XVI-XVII), que tiene en el arco cubierto y sesgado una de las imágenes singulares de la ciudad.

En la península ibérica, estos barrios desaparecieron en el año 1492, pues los Reyes Católicos ordenaron la expulsión de este colectivo. Esto produjo la partida de muchos judíos a otras ciudades europeas, la conversión forzosa al cristianismo y la desaparición de las juderías como espacio segregado de las ciudades.

Resumiendo su historia en esta ciudad, diremos que la primera comunidad judía de Girona data del año 982, aunque hasta el año 1160 no se hace referencia a un gran asentamiento, antes solo se mencionaban casas aisladas. Así pues, en el siglo XII se empezó a formar este barrio con familias que antes vivían alrededor de la catedral.

Calle de la Força

La arteria principal del barrio era esta, la actual calle de la Força. A partir de esta vía se formaba un entramado de callejuelas estrechas y empinadas. Este laberinto durante siglos fue la casa de los judíos gerundenses, entre los que destacaron personajes como el pensador Jacob ben Sehet Gerundí, el poeta Mesulam ben Selomó de Piera o los filósofos Ezra ben Salomó y Azriel de Girona.

Parte alta de la calle Cúndaro o inicio de las Escaleras de la Mare de Déu de la Pera

En el verano de 1492, año de su expulsión de España, se empezaron a derribar las murallas exteriores del barrio. Muchos de los edificios colindantes fueron comprados por habitantes cristianos que vivían en las inmediaciones de la judería y se empezó a modificar la estructura urbana del Call.

Se levantaron nuevos edificios, se juntaron y separaron casas y desaparecieron callejuelas. En definitiva, se fue cambiando el aspecto del viejo barrio de la ciudad. De las casas que había en el lado de poniente de la calle Força, prácticamente ninguna conserva la estructura que tuvo en los primeros siglos del milenio pasado.

Visión desde el Convento de Sant Martí, de las escaleras barrocas que bajan hasta el arco sesgado, bordeando el Palacio Agullana

La herencia material y arqueológica conservada de los judíos de esta ciudad es escasa. La prohibición de utilizar figuras humanas o animales en sus representaciones artísticas ha favorecido a que sus improntas materiales sean pocas. Se han conservado un par de docenas de lápidas, algunos restos en los edificios del Call y una importante colección epigráfica.

El antiguo barrio estaba situado en el actual Barri Vell. Por el este, el límite estaba en la actual zona monumental eclesiástica donde se encuentran el palacio episcopal, la catedral y el inicio del paseo Arqueológico.

La parte norte limitaba con el antiguo Mercadell y la actual plaza de la Catedral y lo que fue el antiguo burgo de San Feliu, que se anexionó a la ciudad. Al sur limitaba con el barrio medieval de los ciudadanos y los mercaderes y, en el oeste, lo hacía con la antigua muralla que delimita las calles Força y Ballesteries.

En el Call de Girona no esperes encontrar grandes sinagogas o imponentes edificios como hay en Praga u otras ciudades europeas. Pero esto no es necesario para disfrutar de este antiguo barrio, pues pasear por las estrechas calles empedradas ya es una experiencia mágica. Es un viaje en el tiempo que te transportará a la época medieval.

En las últimas décadas se ha puesto mucho interés en rehabilitar el barrio, labor que ha recibido la ayuda de la Embajada de Israel. Se ha construido el Centro Bonastruc ça Porta – Institut d’Estudis Nahmánides. Este centro posee una de las bibliotecas más importantes de España sobre la historia de los judíos y alberga el Museo de Historia de los Judíos.

Muchos os estaréis preguntado dónde está la sinagoga. Pues bien, el edificio fue vendido después del año 1492 y gracias a los papeles de la compra venta se descubrió que el edificio del Centro Bonastruc ça Porta alberga los restos de la antigua sinagoga de Girona.

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