En pleno barrio de la Ribera existe un espacio que une tres siglos de historia. Bajo la estructura del emblemático mercado de hierro del siglo XIX, construido en 1876 por Josep Fontserè, se encuentra un interesante resumen de la Barcelona de 1700.
In the neighborhood of La Ribera there is a space that joins three centuries of history. Under the structure of the emblematic iron market of the nineteenth century, built in 1876 by Josep Fontserè, there is an interesting summary of the Barcelona of 1700.
Decir el Borne, en el año 2017, es decir cosas como un barrio de moda, un espacio de recreo, una ruta gastronómica o de bares, o un área de museos. Pero hasta hace poco más de medio siglo, el Borne era sobre todo el centro neurálgico de buena parte de la economía de Barcelona.
El origen del barrio se remonta a la Edad Media, a la época en que la ciudad estaba creciendo y empezó a expandirse más allá de sus murallas, que bajaban por la actual Via Layetana. La gente más humilde se trasladó a esa zona, que rápidamente se convirtió en el barrio donde se concentraban muchos de los gremios de artesanos, así como muchas familias que vivían de la actividad que giraba en torno al puerto, que se encontraba en las cercanías de la actual Estació de França.
Durante la época medieval y hasta el siglo XIX, el Borne era el mercado central de la ciudad: allí era donde llegaban las frutas y las verduras, la carne y todo tipo de productos de primera necesidad.
Tan importante era el mercado en la estructuración social de Barcelona que a mediados del siglo XIX se levantó la estructura de hierro que actualmente preside el barrio, y donde podemos visitar el Centro de Cultura y Memoria.
Y si visitamos el centro, ahora tendremos una nueva exposición que nos acerca al pasado lejano y reciente de este lugar esencial, bajo el nombre de «Born. Memorias de un mercado».
El nuevo Born se ha estructurado en dos niveles. Un primero, bajo rasante, donde se podrá visitar y pasear entre las ruinas de 1714. Y, un segundo, a pie de calle que será transitable longitudinalmente. Así este espacio se convierte en una plaza pública por donde se puede circular libremente durante el día. Un recorrido de acceso público y gratuito con el que se quiere recuperar el carácter abierto del antiguo mercado.
Las ruinas muestran la orientación original de las calles de la época medieval, así como 60 casas, pozos, tabernas, tiendas y otras partes de lo que fue la vida en 1700.
Sobre los restos se han habilitado unas plataformas que forman anchos pasillos que permiten visionar el yacimiento desde el aire. Una baranda rodea el perímetro con paneles explicativos sobre la historia de los restos, permitiendo conocer y entender este yacimiento de 8.000 metros cuadrados.
En 1871, el consistorio convocó un concurso público del que resultó ganador Josep Fontserè i Mestre, que un año antes había ganado el concurso para diseñar la urbanización del parque de la Ciutadella. El proyecto proponía un mercado de hierro y cristal, un edificio que incluiría a Barcelona dentro de la vanguardia arquitectónica de Europa. En Francia ya se habían construido algunos mercados de este estilo que conllevaba, además de la nueva estética, la modernización de los criterios higiénicos, morales y funcionales.
Los restos arqueológicos excavados y que pueden contemplarse actualmente en el interior del antiguo Mercado del Born nos muestran la historia de Barcelona desde época romana hasta comienzos del siglo XVIII, cuando la vida en esta parte de la ciudad quedó interrumpida de forma repentina por el desenlace de la guerra de Sucesión.
hay mucha información sobre el comercio o el tipo de vida cotidiana de los ciudadanos de entonces, totalmente objetiva e interesante, con curiosidades como, por ejemplo, sobre cómo conservaban el hielo que traían de las montañas o que los primeros establecimientos en los que se vendió el chocolate fueron las droguerías. Resulta enriquecedor conocer ciertos aspectos de nuestro pasado.
El yacimiento nos permite acercarnos a la próspera ciudad de Barcelona del s.XVIII, y a un barrio, La Ribera, que crecía económica y socialmente, hasta que sufrió el asedio de 1714 en la guerra de sucesión, y que fue demolido, tras la derrota, para construir la Ciudadela militar.
En cada uno de los extremos del mercado se han construido unas zonas cubiertas de vidrio destinados a exposiciones y salas polivalentes. Aquí se instalarán exposiciones permanentes y temporales.
Como muestra de la actividad de este mercado y sus alrededores, os muestro un pequeño recopilatorio de la vida cotidiana que en él se vivía durante el pasado siglo:
extraordinaire!
Buenos recuerdos me traen esta fotografía de este verano… un sitio mágico.
Feliz Navidad Jacinto. Un abrazo
Pues sí, mágico y especial. Yo también te deseo unas felices fiestas y un 2018 que colme tus expectativas! un abrazo