Carthusian Monastery of Santa Maria d’Escaladei
La cartuja de Escaladei se encuentra en el fondo de un valle, protegida por la cordillera de Montsant, en la provincia de Tarragona. En este espacio tranquilo, los monjes cartujos seguían un modelo de vida marcado por el silencio y la oración, combinando la soledad eremítica con el amparo de la vida comunitaria.
La Cartuja se fundó en 1194, gracias a una concesión de Alfonso I, con el propósito de fijar un poblamiento en tierras recién conquistadas. Las donaciones y compras que se produjeron posteriormente convirtieron la cartuja en un gran señor feudal, por cuanto llegó a poseer un amplio territorio que coincide con la actual comarca del Priorat.
Escaladei fue la primera cartuja de la península e intervino en la fundación de muchas de las que se crearon posteriormente. El prestigio y la influencia de que gozaba, junto con las rentas obtenidas de su amplio patrimonio, hicieron que Escaladei viviera un periodo de esplendor entre los siglos XVI y XVII. Esto permitió a los cartujos emprender una profunda remodelación arquitectónica, adornada con obras de la conocida escuela de pintura religiosa de Scala.

A partir de la primera mitad del siglo XIX, la desamortización de tierras propiedad de la Iglesia y los saqueos producidos durante las revueltas populares marcaron el abandono y una profunda degradación del conjunto. Ahora, sin embargo, las últimas obras de restauración han sacado a la luz parte de este esplendor, que se puede contemplar en el nuevo espacio visitable correspondiente al área de vida comunitaria.
Avanzando por la puerta principal y antes del claustro menor, llegamos a la Plaza de la Iglesia
La Iglesia de Santa María, en plena fase de reconstrucción, fue construida durante el primer tercio del siglo XIII, en estilo románico, luego sufrió varias modificaciones.

Los edificios principales de la zona cenobítica, la iglesia, la sala capitular y el Refectorio se organizaban alrededor del Claustro Minor
Aunque hubo un claustro románico, lo que podemos ver hoy es de factura renacentista, de la segunda mitad del siglo XVI, y ha sido reconstruido a partir de los elementos aparecidos en la excavación arqueológica de 2010.
Lo mismo ocurre con la fuente, que originariamente disponía también de tres platos superpuestos que no se han recolocado. Las paredes estaban decoradas con cuadros representando historias de la orden y tenían un zócalo cerámico de principios de siglo XVII, del que se conservan algunos rastros.


En el claustro mayor era donde se ordenaban adosadas las doce celdas donde moraban los monjes cartujanos. Una de las partes centrales se utilizaba como cementerio.

Lugar muy interesante y hermoso.
Es un lugar ideal para aislarse del mundo…. Gracias por tu comentario, Dorotanna! 🙂
C’est magnifique
Merci mon ami! Bonne weeck-end!