Siguiendo la tradición, como cada año por estas fechas y desde hace ya más de veinte inviernos, subimos en bicicleta a este magnífico y espectacular paraje para recoger el pesebre navideño que, días antes de las Navidades depositamos en un promontorio, justo enfrente del Santuario.
Actualmente el nacimiento lo colocamos dentro de un farolillo, al abrigo del frío, nieve y viento, colgado y bien atado a una frondosa encina, mirando hacia Sant Segimont. Antiguamente lo acompañábamos de un escrito donde felicitábamos las Navidades a los excursionistas que por allí pasaban y donde ellos también anotaban sus deseos.
El Santuario de Sant Segimont se encuentra encaramado a 1.230 metros de altitud, en un contrafuerte del Macizo del Montseny, justo debajo de la cima del Matagalls (1.700 m.) y encima mismo del pueblo de Viladrau (840 m.), entre los torrente de Rentadors y del Oratori.
El origen del Santuario se remonta al siglo XIII cuando se construyó una capilla aprovechando la cueva que, según dice la tradición, fue habitada por Segismundo, rey de Borgoña, que hizo vida de ermitaño. A lo largo de su historia ha sufrido destrucciones e incendios. Actualmente está en proceso de restauración de una parte del conjunto.
Está documentado desde el 1290. Desde el siglo XV se tiene constancia de la presencia de ermitaños, que durante el invierno bajaban al santuario de la Erola. El año 1775 se bendice la actual iglesia, comenzada en 1732. En 1810 un destacamento de soldados franceses, llegó al Santuario persiguiendo los somatenes de Viladrau, y se incendió la iglesia y la hospedería.
A principios del siglo XX había la costumbre de ir en procesión para pedir lluvia cuando había sequía; y el 30 de abril, para honrar el Santo, se hacía una misa solemne.
Unos 70 metros más arriba se encuentra la diminuta ermita de San Miquel dels Barretons. En la cima rocosa que corona el santuario, el ermitaño Miguel, procedente del reino de Borgoña, se construyó hacia el 1550 esta capilla, llamada así por unos pequeños sombreros de paja que colgaban de los muros y que según creencia popular curaban el dolor de cabeza.
Existe una posada para excursionistas donde se sirven comida casera, carne a la brasa, ensaladas ….
No se puede pernoctar.
El acceso está exclusivamente restringido para ir a pié o en bicicleta de montaña.
Merci pour ce beau voyage et ces superbes photos…Bonne soirée
Merci a toi! Bonne soirée! 🙂
It’s a wonderful tradition, Jacint, and also lovely pictures from the event.
Gracias, Hanna! hay tradiciones que no deben perderse nunca. El día que no podamos subir en bicicleta, lo haremos a pié, a caballo, …. o en burro! Un abrazo. 🙂
buenas fotos
Un lugar increíblemente bello que gracias a ti podemos disfrutar.
Un fuerte abrazo.
Muchas gracias, Isabel! feliz semana! 🙂
Que hermoso lugar!! Las fotos increibles. Gracias por el paseo!! 🙂 ♥♥
Ha sido un placer! buen finde, Belu! 🙂
Me encantan estos parajes y el hecho de dejar el pesebre frente al santuario es una iniciativa muy interesante que desconocía. Un saludo.
Por estos contornos es una costumbre bastante común, llevar pesebres al Montseny para pasar las Navidades. Pero la mayoría, por no decir todos, lo hacen a pié. Saludos!