El barrio español es una área poco integrada en el tejido urbano de Nápoles y habitada por vecinos que nunca han tenido la necesidad de salir de estas calles y que, cuando lo hacen, incluso dicen que se van a Nápoles, como si su barrio fuera “una periferia en pleno centro de la ciudad”. Aquí, sin embargo, las rutinas se alejan de las de una gran metrópolis.

Advertidos de su mala fama, nosotros optamos por descubrirlo por mediación de una guía de habla hispana y acompañados de una quincena de turistas españoles, quizás para estar más arropados…. pero nada que ver con la realidad que allí nos encontramos, la atmósfera de esta zona nos resulto del todo agradable, chocante e interesante. Otra cosa será callejear entre sus secretos nocturnos; mejor no seáis osados….

Es una de las zonas de Nápoles que más despertó nuestro interés y asombro, como este detalle de colgar un auténtico palomar en la esquina de una de sus calles, donde las palomas conviven plenamente con sus vecinos.

 

En esta barriada todo el mundo se conoce y los detalles no pasan desapercibidos por sus moradores.

 

 

Los Quartieri Spagnoli -en italiano-, se levantaron en el siglo XVI para acoger a los soldados españoles y doblegar así la resistencia de la población, que se oponía a la conquista de Nápoles por parte de la Corona de Aragón, instaurada allí durante más de tres siglos La presencia de las tropas españolas trajo consigo la prostitución y la criminalidad, una situación que el virrey de Nápoles, don Pedro de Toledo, quiso atajar con la promulgación de varias leyes que, sin embargo, sirvieron para poco porque las dificultades sociales de entonces perviven hasta hoy.

 

No es raro que los vecinos se paseen por la calle, en zapatillas de estar por casa, para santiguarse frente a los más de 400 altares dedicados a la Virgen y adornados con luces LED, flores de plástico y fotos de seres queridos, incluido Maradona, que se disputa la devoción con Dios. Las velas de estos altares fueron durante mucho tiempo la única iluminación durante la noche, ya que el alumbrado público no llegó hasta 1995.

Pero actualmente, no se puede entender Nápoles sin Maradona, y más evidente, en el Barrio Español.

Nápoles tiene dos patrones en la ciudad que rivalizan entre sí, en popularidad y devoción: San Genaro y Diego Armando Maradona

Llegó al Nápoles en 1984, procedente del F.C.Barcelona. Maradona llegó al club para conquistar dos Ligas (el conocido «scudetto»), una Copa Italia y una Copa de la UEFA. Lo nunca vivido hasta entonces.

 

Este fuerte vínculo entre ciudad, equipo e identidad napolitana explica por qué en Nápoles el fútbol se vive como una cuestión casi religiosa.

 

Porque este es, sobre todo, un barrio bullicioso que retrata a la perfección la postal de tópicos de Nápoles: una vecina que te saluda, otros que parecen haberse puesto de acuerdo para tender la ropa recién lavada, la mamma que se asoma a la ventana profiriendo gritos para que los niños suban a comer o los ciclomotores en los que, sin límite de edad de los conductores, la única norma es no llevar casco….

aquí un ejemplo del caos….

 

 

y donde las señales de tráfico son utilizadas como soporte para pequeños reclamos publicitarios….

 

Nunca dejes de viajar a esta caótica y entrañable ciudad, donde conviven en una bulliciosa armonía, todos los ingredientes que harán  de tu viaje «algo único«.