La flor de loto es acuática por naturaleza, por lo tanto, la planta crece en la superficie de estanques y lagunas, con sus hojas redondas flotando o emergiendo del agua.

Sus flores, en cambio, surgen de un tallo largo y se sostienen en el aire. Son muy olorosas y tienen entre 16 y 23 centímetros de diámetro, variando su coloración entre blanco, rosado pálido y rosado intenso.
Uno de los rasgos más importantes de la flor de loto son sus apariciones en la cultura, tiene que ver con el hecho de que la flor surge de las aguas, que suelen ser pantanosas y oscuras, por lo que a menudo fue considerada por los egipcios antiguos y en la India, como un símbolo de aquello que se alza desde lo bajo y alcanza la elevación de las alturas. Por eso el budismo vio en ella el símbolo del ascenso hacia el nirvana.
Además, junto al escarabajo pelotero, al sol y al ave fénix, fue uno de los símbolos egipcios para la resurrección, dado que se trata de algo hermoso nacido en medio de condiciones inhóspitas, como aguas cenagosas o pantanos. Con ese sentido suelen aparecer, en distintos colores, en numerosas representaciones artísticas antiguas orientales.
Esta especie es la flor nacional de India y Vietnam.
A menudo la flor de loto se representa con colores específicos, cada uno vinculado con un sentido o una cualidad determinada, a pesar de que los colores naturales de la flor no suelen ser tan variados. Por ejemplo:
- Flor de loto blanca: la pureza y la naturaleza inmaculada.
- Flor de loto rosa: la divinidad, a menudo vinculada con deidades específicas, entre ellas el propio Buda.
Sus cápsulas contienen las semillas de loto que aportan un sin número de beneficios y propiedades. No son tan conocidas en occidente, pero si muy populares en Asia.
Además, forman parte indiscutible de la gastronomía tanto japonesa como china.
Esta planta tiene grandes hojas verdes redondas y de venaje radial.






