No hace mucho tiempo, un familiar me entregó estas fotografías, hacen referencia a mi abuelo Josep.



Nunca conocí a mi abuelo.
Por aquellas cosas del amor, que todo lo puede, decidió abandonar a mi abuela, cuando mi padre y su hermano aun eran unos chiquillos. Se enamoró locamente de su cuñada que vivía con ellos y se trasladaron a vivir a Madrid, dejando todas sus pertenencias a la familia.
Era un hombre emprendedor y de negocios. Nunca supe nada de él. Esta historia se me ocultó, era tabú en la toda familia hablar del tema. Tendría más de cuarenta años, cuando conocí la verdad de lo ocurrido.
Cosas de familia que pasan y dejan unas secuelas irreparables.
A pesar de esta sobrecogedora historia, mi intención no era más que demostraros que una fotografía, si no se imprime, tiene muchísimas posibilidades de que se pierda en el más lejano de los olvidos, quedará en la Nada, como la mayoría.
Las fotografías digitales, son virtuales, necesitan de la técnica para hacerlas evidentes: una cámara fotográfica, un ordenador, una tarjeta, un móvil, una tablet, etc. etc. y la técnica evoluciona cada vez más deprisa, dejando por el camino instantes de nuestra vida que fueron plasmados con cariño.
Esta fotos no! las guardo impresas en un álbum junto con otras fotos familiares y sé que las conservarán mis hijos, mis nietos, …
Por todo ello os doy un consejo: IMPRIMID !